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En estos días el tema de la y las comunidades BDSM fue motivo de risas, acusaciones, cuestionamientos y demás hogueras virtuales.

Pero comencemos por el principio, ¿existe? dirán ¡obvio sí! En el sentido mas pragmático, una comunidad se refiere a un conjunto de personas que comparten algo en común, un espacio geográfico, una creencia o gusto afín, en tal sentido cada grupo virtual es una comunidad ¿pero es así de simple?

Yo creo que no, estar en una comunidad implica un proceso de apropiación e identificación con sus valores, ritos, creencias, eso se va dando sin mucha complicación sobre todo si las personas no les interesa cuestionar y se enrola a lo ya establecido.

Lo que es un reto, es llegar sentirse reconocido y valorado individualmente como parte de esa comunidad, y es mas complejo por que implica la participación constante para crear presencia y por otro lo que la comunidad puede “dar” para orgullece al ser parte de ella.

Para fines de este escrito, yo pienso que existen tres condiciones diferentes, en que las personas nos relacionamos en este sentido.

Forma parte de una comunidad – Lo que implica que otros y otras integrantes me reconocen, me identifico, me agrada que me asocien a ella y en el mejor de los casos me toman en cuenta al decidir sobre su rumbo.

Seguir a una comunidad – Reconozco que me resulta afín y participo eventualmente en ella, pero sin involucrarme mayormente, por lo que no es tan relevante que me reconozcan como parte de ella.

Identificarme con una persona de una comunidad – En este caso es una o unas personas a las que me interesa seguir independientemente del grupo.

Para mi es importante esta diferencia, pues en mi caso no me siento parte de ninguna comunidad “de grupos”, pero sigo a varias lo mismo que algunas personas y me agrada acompañarlos en algunas de sus actividades, lo cual me mantiene independiente, que no neutral, por lo que puedo decirme a favor o critico de algunas de sus acciones.

También me deja claro que rara vez hay un problema real entre comunidades, las fricciones son entre personas y sus respectivos seguidores, lo cual es comprensible y esperado, pero no es tema de “la comunidad”

En cambio, si me siento parte de una comunidad anárquica, sin lideres, que incluye a las personas que por ubicación o afinidad se reconocen como mexicanas y que practica o tienen interés por el BDSM, que no requiere de que alguien les apruebe su ingreso o tener que cumplir con requisitos o pagos de entradas, es una construcción por afinidad de intereses, de búsqueda de contactos, conocimiento, eventos y diversión.

Las personas que forman esta comunidad son diversas, algunas son muy extrovertidas, ligeras, estereotipadas, otras polémicas, algunas incluso llegan a ser molestas por su forma de expresión, pero la misma anarquía, no las excluye aun que si las reúne con otras similares.

La gente se termina siendo parte de ella casi sin proponérselo y la construye con sus publicaciones, fotos, le da presencia y mercado, algo que a todos y todas nos ayuda.

Por supuesto existen diversas formas de pensar y es ingenuo creer que algún día habrá una verdad única, y que por ello es ocioso discutir la esencia del BDSM.

Esta comunidad es y será por siempre mas permanente que las personas, y me ayuda a reconocer, que mi momento es breve, y que por ello vale la pena decidir prudentemente que hacer, maldecir, burlarme, insultar, observar, experimentar, conocer, celebrar, divertirme.

Verlo de esta manera (seguramente ingenua y) me aterriza en que los “minutos de gloria”, los grandes momentos, las criticas, rencillas, chismes, fama, son cosas pasajeras, que levantarán polvo, se calmarán para dar paso a otras, y que seguirán lo mismo conmigo, sin mi o pasar de mi, a ratos me aburre y me voy a hacer otras cosas, sabiendo que estará ahí cuando vuelva.

Concluyo diciendo que para mi si, existe una comunidad BDSM mexicana, que es mas trascendente que los grupos y las personas y es a ellas a las que dedico mis reflexiones.

Que cada quien se pregunte como sus acciones, además de servir a sus intereses, llegan aportan a la comunidad.

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